Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

13 abril 2009

COSAS DE NIÑOS (de más de siete niños)

Es sencillo imaginarlo. Como hacen los niños pequeños con la crin albina de los unicornios y la piel dura del lomo de un dragón. Imaginar sus ojos rojos y sus manos frías, llenando un vaso de agua a la mitad. O quizá un poco menos. Rompiendo la parte superior de un sobre que se reza dueño del sabor de las naranjas. Vertiendo el contenido en el agua y doblando sobre sí mismo el sobre, con las puntas de los dedos, lentamente, para luego remover con él el polvo de la fruta plantada en un vaso de cristal con tres dedos de agua. También puedo imaginar como tocaría su frente caliente y besaría unas décimas por encima de la media, que harían de su piel el vientre perfecto del verano de mi vida. O cómo brotan las flores del naranjo diminuto que creció en el vaso medio lleno que olvidamos a la luz de ventana. Si cerrase los ojos, podría incluso verlo. La yemas de mis dedos paseando por su brazo, rozando el umbral de las cosquillas, para luego clavar las uñas en el spring final (sí, de primavera), hasta llegar a la meta del escalofrío en forma de sonrisa con barba. Imaginar los Newtons que ejercen las falanges de sus dedos sobre una lazada en los zapatos, acostumbrados, más que al suelo, al aire que durante los terremotos se desliza entre los surcos de las suelas. Como el amor que a veces se cuela entre las sábanas de hotel en las noches de sexo. Imaginar su ropa doblada al revés, sufriendo la metamorfosis del reverso al contacto con el primer rayo de sol, sus pestañas amenazando la compostura del cielo de Londres, las teclas gastadas de su ordenador, y el olor de su cuello cuando dista de la punta de mi nariz un límite que tiende a menos infinito. Cosas de niños, ya sabes, las de poder imaginar absolutamente todo lo que quieres o de poder querer (tanto) aquello que imaginas. Además siempre tuvo un unicornio y un dragón en la caja de mimbre que guardaba sus juguetes.

3 comentarios:

Ana Isabel dijo...

es bonito tener una parte de niños para poder imaginar todo aquello que deseamos y no lo podemos conseguir

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Jamás tomar un anticatarral fue tan poético.

Merypipis dijo...

Y to que creia que hacías Tang de naranja en sueños...

Me encantan especialmente las ultimas dos entradas....poco a poco me conviertes de nuevo a tu extraña religion de querer cruzar en rojo siempre...

LLevo un tiempo cruzando mi vida, saltandome normas... y es d lo mas excitante..supongo q seria gracias a tu, aquel dia que volviste loco a Madrid que me di cuenta de lo facil que es cruzar en verde...

Señorita...impresionante...

Creo en las sabanas con amor, y en el sexo apasionado, en las ganas de amar y en las de follar... ahora ya creo en todo...

Señorita...tremenda... y tremendo el cuadro de pacientes de la UCI...


si sigues asi...llegarás al cielo... si es que no lo has besado ya...aunque a veces pinche algo ;)


muaaaaaaaaaaaá