Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

08 junio 2009

4/1

Acabo de salir.
Dos horas en un aula magna en la que destripan enfermos de cáncer en preguntas tipo test, (penalización 4/1), para que elijamos, muchas veces al azar, opiáceos que aliviarán levemente su dolor animal y metastásico. Quizá óseo, prostático, tal vez pulmonar. Obviamente no les curará de la muerte el hecho de que se les administren vía intravenosa, o el de que yo haya puesto una cruz negra, paradójicamente, en la opción A.
Acabo de salir.
Les tengo calados. A todos. Son simples. O yo muy lista. El cielo está nublado y la humedad del ambiente arruga los gestos como si fueran yemas de dedos de niños tras un baño caliente. Camino deprisa y sudo. Bajo unos 5 centímetros la cremallera de la cazadora hasta que destapo la porción superior de mi cuello. Esa que estaría abultada si tuviera pene, o si hiciera todo lo posible por tenerlo. Noto cómo el sudor se va enfriando, creando una película gélida que envuelve la base de mi cabeza, mientras el pelo, empujado por el aire, me oculta trozos de cara. Una mujer camina perpendicularmente a mí en un cruce. En esa esquina en la que hay una tienda de interruptores. ¿Cómo coño puede existir una tienda que exclusivamente venda interruptores? Me jugaría un ovario, ese que estaba crujiendo hace una hora, a que en el sótano hay doce blancas del este prostituyéndose treinta horas al día. La mujer se cruza por delante. Camina con los brazos balanceándose en un abrigo gris, abre la boca y deja caer mirando al suelo un escupitajo. Puedo ver perfectamente las burbujas cristalinas nadando en la saliva blanca y poco consistente de la mujer. Se gira levemente. Es demasiado posible que me haya visto el asco en la cara. Sigo caminando. Llego a la plaza del Oeste. Está en obras, no lo sabía. Parece que hace más de una semana que salí de aquí. Me cambio de acera. Me cruzo con una chica con el pelo corto, morena, ropa ancha. Lesbiana. Mucho. Me suena su cara. Mucho. Ana. Se llama Ana. Y fue conmigo durante un par de años al colegio. No la veía desde los cinco años.
Acabo de salir.
Doblo otra esquina. Una panadería. El panadero es rubio y parece ruso. Es exactamente igual que Pocholo. Con la coca espolvoreada sobre las magdalenas pone a tono a las putas del sótano de la tienda de interruptores. Me juego el otro. Ese no cruje. Sigo. Paso por la frutería. El chico debería haber dejado de intentar echarme un polvo el primer día que no respondí a su mirada entre las cajas de fresas. Ya ni siquiera le miro, pero sé que él sigue el movimiento coordinado de mi muslo y mi cadera hasta que me pierde de vista. Sigo, cruzo, acabo de salir y voy a entrar. Saco las llaves. Está empezando a pintinear. Ya sé que no existe esa palabra. Me la suda. Subo en el ascensor. Mi compañero de piso no está. Estoy sudando. Entro en mi cuarto. Ha hecho la cama. Se ha dejado su mp4 verde y ha hecho la cama. Me quito la ropa lo más rápido que puedo y me pongo el cabezal de un uniforme de quirófano. Sacyl. Lo robé en una práctica de anestesia. Éste y otro. La pelusa de debajo de la mesa tiene edad para emanciparse. Mi ropa interior está doblada encima de la cama. Volverá en 15 minutos y me mirará escribir tumbado.
Acabo de salir.
El opio. El monstruo del cáncer. Las rubias del sótano. El polvo de dentro de 15 minutos. Ser feliz. ¿Ser feliz ? La opción A.

8 comentarios:

el_hombre_que dijo...

SaludMadrid. A positivo. Se le cayó de la cartera justo al salir del ascensor. Antes de ir dejando el descansillo lleno de sangre.
A positivo.

jaio dijo...

4/1 Los goles que estos hijos de puta me han colado. Pero queda la segunda eliminatoria, y yo voy sintiendo cada vez más mi miembro fantasma.

La rotación de opiáceos me la ha hecho un trilero, cago en todo.

Alice Gould dijo...

Buscando un globo rojo en la red di con este blog y me voy a quedar un rato,porque me gustó mucho lo que leí y como lo escribes.

RS dijo...

Sin alas pierdes bastante.

Macabre Asereth dijo...

Rojo. Dichoso, seductor y pornográfico rojo.
Me gusta mucho tu escritura y la manera en que la plasmas en tu Blog; en especial la primera entrada, un placer haberla leído. Me gusta, sí señorita. Así pues, decido seguirte y seguir leyéndote a medida que sigas publicando. Merecido, desde luego.

¿Cruzamos en rojo las dos a la vez en sentido contrario?



Muà (:

Ray Haller dijo...

¿Por qué he pensado en Eyes Wide Shut?

Elena dijo...

Está genial!! Por un momento creo que he conseguido acompañarte durante todo el recorrido... pero la próxima vez hazme caso y... COGE UN TAXI! jajajaja. Nos vemos pronto.

Mercredi dijo...

Madre mía, cuánto tiempo sin comentar. De vez en cuando leo,pero luego se me pasa comentarte. Me encantas, como siempre. Esta me ha hecho reir bastante...Es muy TÚ,xD
un beso, artista