Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

09 septiembre 2009

PULPOS EN EL PECHO

Hay que joderse, porque juro que no lo sabía. No hacía falta contratar un asesino de lunes a viernes para matar el hambre. Somos mendigos de festivo que explotan como piñatas al son del ron con limón, y se quedan vacíos por dentro. Y más de medio sueldo en hombres con cara de loco asqueroso. Hay que joderse, insisto. Menos mal que la conciencia y el mar de Cortés. Porque para poder dormir había que hacer algo, calmar a las termitas que te roen la retina y te hacen mirar fino. Porque me tiraba horas en las aguas del mar de Cortés ayudando a crías de ballena a cruzar la línea que les separaba del plancton. Me encantaba mirar el movimiento de sus pequeñas colas bajo el agua, como cuchillos que acarician el H2 para que el O se les quede pegado a la piel hasta la siguiente curva. Me encantaba cerrar los ojos y sentirme una marioneta entre sus movimientos perfectos, que como casi todos los perfectos ni siquiera me rozan. Y dejar de ser un poco, a secas. Mojada. Menos mal que la conciencia. Y los asesinos, y que para dormir tú también nadabas con crías de ballena, porque no me gusta tener el árbol bronquial lleno de algas. Menos mal que la mermelada de fresa y el queso de cabra con miel y el zumo recién exprimido de naranja y muerte al hambre y a las ganas de cualquier cosa que no seas tú.
Hay que joderse, porque los asesinos que ya no contratamos nos mandan huesos de animales muertos para que hagamos caldo, supongo, los días de frío pero ni siquiera vienen a probarlo.