Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

09 septiembre 2011

Flor de naranjo

Los días han sido peces hambrientos,
que nos mordían los dedos

dejando las espinas detrás de los semáforos,

detrás de las farolas.

Claro que espinas, son lo que nos sobra.


Han corrido tan rápido, amor...

Han nadado hasta quedarse sin saliva propia

durante tres maravillosas primaveras,

en las que nosotros,

huéspedes perennes y afrutados

de la habitación número 10

hemos vivido felices comiendo flores de naranjo.


Veo en tu iris marítimo y abrupto

la vacuna de la cuarta guerra mundial,
la novena maravilla del mundo,
la energía más limpia y renovable

a punta de beso
de todo el universo.
Y no quiero dejar de mirar.


Nos queda la pólvora de medio mundo
y agua lo suficientemente potable
,
como para dejarnos en besos la sed.
Así que te juro que
sonreirás,
sonreirás y todos los naranjos
volverán a estar en flor


para llenarnos los labios de miles de primaveras.

22 agosto 2011

Los hijos bastardos del apagón

Tengo todos los cajones llenos de pequeñas bombillas,
vivimos en la ciudad de los terremotos,
y cuando no, mis horcajadas sobre ti
hacen revolverse a Richter en el metro cuadrado de su nicho.
Los días de lluvia y temblor, las bombillas,
forman una hilera en el esqueleto de madera que las contiene.
Y comienzan a ondear como culebras lumínicas entre nuestras pertenencias.
Mis bragas se adornan como árboles
de falsa, negra y transparente navidad con encaje
ante los que te arrodillas al son del miserere
con mil lenguas de fuego.

Vivimos, amor, en la ciudad de los rascacielos
y los terremotos.
Dormimos en olas 2x2 de lluvias torrenciales.
Bebemos las naranjas más salvajes del planeta
.
Soñamos con lobos que nos muerden sin dientes
.
Limpiamos con el mantel la gota de sangre del plato de sopa.
Nos soñamos como bebés hambrientos que respiran lento.
Mientras tanto,
las culebras fluorescentes de este pequeño piso
escriben nuestro amor en letras de neón
y ya sabes,
que se joda el resto de tipografías.

09 junio 2011

Ensayo sobre la ceguera

Me has visto
absolutamente de todas las maneras posibles,

desde todas las perspectivas de ojo de araña.


Con las yemas de los dedos arrugadas
después de un largo baño de espuma
o una infusión de carne joven y humana.

Con los ojos abiertos, entreabiertos, cerrados,

por vacaciones, defunción, sueño, miedo, y placer.

Con los labios rojos, rosas, azules-de-frío, color carne,

incluso sin labios.

Con el pelo largo, corto, revuelto, atado,
trenzado, empapado, arrancado y sin pelo.
Y te encantó. Siempre te encanta.

Me has visto llorar horas y horas,
has escuchado el roce de mis fluidos cayendo por la almohada,
y mis días con suerte los has recogido con la lengua.


Me has visto gritar, reír, cometer delitos que me llevarían
a la cárcel y a pedirte mucho dinero.
Vestirme de puta y de princesa.
Con boca de lobo, piel de cordero y licencia de armas (tomar).
Me has visto tan triste, tan excitada, tan feliz y tan desesperada,
Me has visto tanto, tanto y tanto.
Y siempre te encanta.

Por dentro, por fuera, haciendo pimientos rellemos,
cantando con hombres, encima, debajo, más encima
que debajo, con bata blanca, lencería negra,
regando tomates, gimiendo, ensuciandote el coche,
insultando a tus ex, jugando al poker, llevando tacones,
diciendo mentiras
y siempre te encanta.

Y te encanta y te encanta y te encanta
y me has visto de todas las formas posibles,
desde todas las perspectivas de esta puta jungla,

y siempre te encanta.

Y yo solo quiero que no dejes nunca de mirarme
y de pedirme que te coma para verme también
por dentro.

04 mayo 2011

TREINTA CÍNIFES


El día que le conocí volví descalza a casa y acribillada. Quizá debí haberle hecho antes uno de esos test psicológicos que muestran el porcentaje de psicopatía, histrionismo, depresión o salud mental. Pero me entretuve en sus ojos. Eran exactamente igual que el laberinto del Resplandor. Verdes, infinitos y con una banda sonora que te vuelve completamente loca.
Después todo lo sectario.
Los ritos, las pieles de animales, los animales sin piel, una lengua nueva, la sed. Toda la sed, y la felicidad. Con mayúsculas. El hecho de que supiese hacer magdalenas de zanahoria con azúcar moreno y que me susurrase cuentos antes de dormir no hizo más que ayudarme a dar el primer paso. Mi bautizo fue en un afluente del río a su paso por la ciudad interior. Desnuda, notaba cómo los pequeños peces pasaban rozando mis muslos, con el lomo tan plateado que Judas me hubiese vendido por un par de ellos. Después me tumbó en la hierba y comenzó mi iniciación. Mientras me besaba en los labios, treinta cínifes se posaban en distintos lugares de la capa más superficial de mi piel. Con la libertad absoluta que les daban sus alas y la ausencia de vello. Después todos a la vez intercambiaban su veneno por una gota de sangre. Era como una descarga eléctrica de bajo voltaje, un híbrido de dolor y placer. El equilibrio absoluto entre creación y destrucción. Cuando terminó de besarme los cínifes levantaron el vuelo.

Yo nunca imaginé que se podía estar descalza tan cerca del cielo.
Tú sólo tienes toda una vida para no enseñarme el camino de vuelta.






Felicidades...

26 abril 2011

El amor en tiempos tse-tse

El amor era como una luciérnaga apagada de alto consumo,
con su filamento fosfórico apuntando, íntegro y caliente,
hacia el más profundo de tus trozos de carne,
allí donde convergen tu sexual arquitectura
y la circunvolución de la belleza.

El amor no era más que tu cuerpo
flotando mar adentro, mecido
por olas que huelen a cabello de bebé
y dorado al sol como pan crujiente.

El amor en tiempos tse-tse, me susurraba
una centenaria en el último puesto del mercado,
removiendo sus nudosos y largos dedos
que olían a azafrán y pimientos verdes,
el amor en tiempos tse-tse, te hará soñar toda una vida
y abrir los ojos cuando se apague
la última luciérnaga de la camada.


20 febrero 2011

Fish & Chips

En estos tiempos miserables en los que nuestra memoria

es la memoria de los peces,

esos peces, con esa memoria

que nada en diminutos cerebros que nadan en agua y mierda,

a partes iguales,

sólo nos queda creer en el amor.


Y tú me dirás,

amor,

que para creer con tanta fuerza que se nos caiga el pelo,

hasta el pelo áspero que nos enraiza el pubis,

que para que quedemos tan desérticos como el hábitat que rodea a una bomba nuclear,

y después, como pez que nada en mierda,

a los tres

putos

segundos

se nos olvide,

no merece la pena.


Menos mal que te diré

que la pena es no revolcarnos en los ojos de los peces,

o en el aceite hirviendo del McDonald's las 24 horas del dia,

o en cualquier cosa que te haga gritar como cuando te corres,

o como cuando después de contar hasta tres,

grito yo,

mirando el segundero.


05 enero 2011

shhh

Leo, no veo. ¡Joder Leo! ¡Leo!
Perdona, lo siento. Perdóname Leo. Creí... Lo siento Leo. Cualquier día de estos tengo la sensación de que voy a abrir los ojos y no voy a ver. No voy a verte. Como en esas películas en las que se pierde la conciencia y cuando se intenta parpadear es como si nada. Y hablar. En esas películas no suelen poder hablar, ni mover las muñecas. ¿Me entiendes Leo? No quiero que mis ojos estén en el fondo de un vaso. Como la dentadura de la abuela. Entiéndelo por favor. Tengo un pánico terrible. Por eso a veces me cuesta dormir contigo, a tu lado. Todo se pega dicen. Claro, que a ti te pasará igual, ¿qué pasa si un día no me oyes? ¿qué pasa si el silencio se vuelve tan jodidamente denso que te cuesta tragar, y tu laringe no puede discriminar entre aire y cemento? Que te ahogas Leo. Pasa que te ahogas. No quiero que tus oídos sean una hormigonera.
Por favor da la luz. Por favor.
Gracias Leo.
Por favor. Dime algo. Me encanta ver como mueves los labios. Eres mi libro preferido.
Me encantaría oírte aunque sólo fuera una vez.
Leo no la apagues, por favor, no la apagues nunca. Nunca. Nunca...