Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

22 agosto 2011

Los hijos bastardos del apagón

Tengo todos los cajones llenos de pequeñas bombillas,
vivimos en la ciudad de los terremotos,
y cuando no, mis horcajadas sobre ti
hacen revolverse a Richter en el metro cuadrado de su nicho.
Los días de lluvia y temblor, las bombillas,
forman una hilera en el esqueleto de madera que las contiene.
Y comienzan a ondear como culebras lumínicas entre nuestras pertenencias.
Mis bragas se adornan como árboles
de falsa, negra y transparente navidad con encaje
ante los que te arrodillas al son del miserere
con mil lenguas de fuego.

Vivimos, amor, en la ciudad de los rascacielos
y los terremotos.
Dormimos en olas 2x2 de lluvias torrenciales.
Bebemos las naranjas más salvajes del planeta
.
Soñamos con lobos que nos muerden sin dientes
.
Limpiamos con el mantel la gota de sangre del plato de sopa.
Nos soñamos como bebés hambrientos que respiran lento.
Mientras tanto,
las culebras fluorescentes de este pequeño piso
escriben nuestro amor en letras de neón
y ya sabes,
que se joda el resto de tipografías.