Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

12 noviembre 2007

POR POCO TIEMPO

Le habían encontrado otra vez, mientras caminaba por Gran Vía con dos nidos de ojeras y las manos en los bolsos. La luz del sol se estaba ahogando y la de las farolas cruzaba en ámbar. Le habían encontrado una vez más.
Vio aquellos ojos de marioneta de payaso antiguo que finge ser feliz. Unos ojos vacíos de madera que le buscaban de lunes a domingo.
Le miraban con una cínica sonrisa al otro lado del cristal de la cafetería gritando en silencio:“No puedes escapar de mi...”
El pánico empezó a desbordarle por los poros. Su lengua supuraba miedo infame, y su mente en forma de ese itálica se había inundado en blanco.
La gente empezaba a desaparecer de las aceras y el frío helaba las respiraciones.
Los ojos de madera seguían mirándole fijamente mientras su corazón empezaba a latir dejando a un lado la sincronía, recordándole que su cuerpo ya no era tan joven, que se estaba marchitando...
Empezó
a correr despavorido, antes de que el tipo saliese del bar. Corría buscando la avenida del Sur, chocando con la gente, tirando cosas a su paso, intentando derruir sin conseguirlo rascacielos de menor tamaño por su complejo de lengua de adobe.
Corría sin aliento. Doblaba esquinas que le doblaban. Escapaba sin parar. Mirando. Buscando con pánico al tipo que le perseguía. Seguía corriendo con dolor de bronquios, de vías respiratorias en las que luchaban a muerte la mierda invitada a pasar los días impares y aquella que nacía de su propia naturaleza.
Doblaba esquinas. Se ahogaba. Se envenenaba con lengua sin saliva. Un chorro de sudor migraba por su espalda, reblandecida por la dureza de la huida.
Cruzó un paso de cebra. Chocó con la mujer del abrigo verde. Tropezó con el bordillo rojo rompiéndose un par de dedos de frente. Volvió a correr mirando
atrás. Dando quiebros. Intentando despistar a la sonrisa cínica que corría tras él.
Le pesaban los bolsillos. Puñados de fichas de mezquindad. Restos de mediocridad. Kilos de ese no llegar a la suela de los lobos que aúllan pentagramas. Un rastro de todo a medias, de no ser capaz, de debilidad, de frustración que le carcomía las costuras de los pantalones.
Corría buscando el calor del escondite, para perder el peso añadido de la densidad de la sangre fría, sin descansar la sombra en el suelo. Carrera de fantasmas. Pulso acelerado y otro quiebro. Le había dado esquinazo. Por poco tiempo...
Entró en una pensión sin carteles luminosos, un lugar perfecto para desaparecer, para beber el aburrimiento que brotaba los domingos de su ombligo. Entró como alma que lleva el diablo, o como diablo llevando almas. Pidió una habitación. Cogió del mostrador la llave con el número 100 grabado en corcho. Subió las escaleras haciéndolas crujir, todavía sin aliento, con el pulso acelerado. Abrió la puerta. Echó el cerrojo. Bajó las persianas. Agitado. Se sentó en la cama con la cabeza entre las manos. Mirando al suelo. Cansado.
Cuando levantó la cara vio un espejo colgando enfrente de la cama y reflejada, con la cabeza entre las manos, una marioneta antigua que finge ser feliz.


Corriendo y tan feliz...
Jaque mate
Game over

17 comentarios:

vega dijo...

Sólo una vez he corrido así, así como tu describes. Sólo una vez he corrido todo lo rápido que puedo (es bastante más de lo que podría parecer) con las piernas potentes pegando en el culo, mirando histéricamente hacia atrás. Sin aliento, sin fuerzas, pero corriendo porque hay que seguir corriendo, porque si paras te cogen, porque en el mismo instante en que paras a respìrar tienes al que te persigue justo encima, echándote el aliento en la nuca...
Sólo una vez he corrido así, hasta que me quemaban los pulmones y la tráquea, y la boca seca, hasta que el oxígeno que entraba por la nariz parecía irresiprable, hasta que mi cuerpo empezó a fabricar veneno, mientras la adrenalina seguía imponiéndose.
Cuando paras estás muerto. Tuve suerte y fui más rápida que mi perseguidor... por eso estoy aquí leyendo esto y sintiendo ese agobio físico de aquella vez, como si acabase de cerrar la puerta de mi casa apoyando todo mi peso contra ella...

Corriendo así no se puede ser feliz. NO se puede ser nada...

Anónimo dijo...

Correr en círculos (viciosos) alredededor de ese ombligo que desborda aburrimiento, encontrándose a sí mismo. Una y otra vez. Y fingir.

Uff! me he cansado solo con leerlo, vaya desgaste físico y emocional...

Adrià dijo...

Upppsss me pusiste nervioso!...

Más como esta please!

Belén dijo...

Chapeau!!!!!!!!!

Correr y no avanzar, eso es lo que me ha angustiado de la historia...

Besos!!!!!!

.JL. en los afelios dijo...

Leo y (re)leo en busca de tu pista o de cachitos de verdad,
busco un error de script frustrado desvanecido sobre el teclado soberbio fundido entre tus dedos suaves y perversos.

Paseo por mi Gran Vía,
por si algún agujero de gusano te transporta conmigo a tomar café por Hortaleza,
paseo, no ando, no corro,
rio en vez de sonreir.
Labios rojos que al hablar brillan sin respuesta alguna de mis letras blancas mate,
Sobre la opaca lente de mis gafas te diviso,
o no...
quizá no.
Me acerco un poco mas,
hiperventilo,
sabiendo que no seras tu quien me retuerza su mirada minuciosa antes de llegar a Sol, junto a la boca de metro,
unos minutos antes de que el minutero y la manecilla de la hora se funden en la parte superior de su esfera divina.
Entonces,
solo entonces logró verte de verdad,
a ti...
vestida de largo,
de amargo sabor a hiel,
de pasados superados que zafaste con el viento,
sin miedo...
y de rojo,
de roja cenicienta,
que me lleva a aquel lugar donde el tiempo ya no es importante.

vega dijo...

ohh J.L. cómo me gusta tu comentario!!

Quejio dijo...

Buenas ...

Sin aliento al leerlo. Como siempre.

Me encantan tus metáforas rojas, no sé de donde sacas tanta inspiración, puede que donde vivas también el agua sea roja ...

Lunazo

sb dijo...

entiendo al tipo, de veras, las marionetas son siempre como un mudo reproche, como si supiesen algo que no sabes... es imposible no huir de ellas, aunque sean metaforicas, sobre todo sin son metaforicas...

Adrià dijo...

Cuidado con tus sueños...

mierda otra vez místico!

jochen dijo...

talento,mucho talento.

Mercredi dijo...

odio las marionetas antiguas y los payasos de sonrisa burlona.Y,si aún por encima, te persiguen hasta entrar en tu mente para no dejarte dormir...UAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Miliki era uno de ellos...huíd niños, huíd.

.JL. en los afelios dijo...

corriendo y tan feliz
jaque mate
game over
????

que significa chica roja??

Angie dijo...

Tantas cosas que no se pueden dejar atrás porque forman parte de nosotros..

tremendo.. como siempre..

besos de nariz roja y fría..

MBI dijo...

Me has enganchado voy a visitarte... desde la Gran Via

Naty dijo...

Marioneta que me parece tan conocida, como un tatuaje de mi cuerpo (mío y ajeno), tenga o no tenga sentido...

Tierra dijo...

Nos guste o no, ese que miramos al espejo siempre somos nosotros. Madera o agua. Azul o negro. Sombra o arcoiris.
Y lo vemos porque estamos vivos.
Un beso de gratitud

Fernando García-Lima dijo...

Pues yo siempre he subido la Gran Vía tarde, más allá de las cuatro de la mañana, y con pocas energías para correr. Diríamos que del Country y compañía se salía siempre con muy pooocas energías y más de una birra en el cuerpo: el alcohol te hace relativizar a los tipos que te persiguen. :-)

Beso