Porque hay a quien le gusta el olor reciente de un café cortado. Porque hay quien grita "touché!" cuando se encuentra una mirada diferente. Porque cruzar en rojo da la vida y con los ojos cerrados se llega antes a ese otro lado adictivo, furtivo y agridulce. Porque las entrelineas guardan los secretos y ayudan a imaginar. Bienvenidos, pasen y lean...

01 diciembre 2008

KAMCHATKA


Entonces respirar por la boca era como Kamchatka, y la sangre que pisábamos corriendo descalzos flechas de proximidad en la autopista. Y al final nunca pasamos por Nankín, ni descolgamos aquellas bragas del pomo dorado de la puerta. Tampoco fuimos a cazar zorros lanzándoles naranjas ni a vender órganos mudos de indigentes. No tuvimos hijos ni matamos perros. Respirábamos por la boca mientras corríamos recordando todo aquello de lo que no teníamos ni tendríamos recuerdo. Yo no enterré a tus padres y tú no desenterraste a los míos, ni mis abuelos resucitaron a los curas del pueblo, ni siquiera rompimos un espejo con el grito de un orgasmo. Corrías y nunca aprendiste a hacer arroz con leche, corría y nunca nadie supo lo que me encantaba que me pitasen los oídos y mi capacidad para que los demás se comprasen una trompeta. Ni complejo de clavo. Ni ojos de plato. Ni Edipo en el puchero. Y ya ves nunca nos hicimos viejos, ni volvió a nuestros ojos la República mientras comíamos pastas de té. Ni casi crujían los huesos de niños en los ceniceros. Al fin y al cabo correr por las vías en sentido contrario al tren que se dirigía a Kamckatka era como respirar por la boca. Y lo de resistir un estúpido cuento para cobardes que no entraba en nuestros planes.

11 comentarios:

Tristancio dijo...

Tantas cosas que no fueron. Me alegro de que algunas definitivamente no hayan sido. Otras, no vale la pena añorarlas si nunca ocurrieron (Sabina lo dice mejor que yo: "No hay nostalgia peor...").

Sin embargo, habitamos en Kamchatka, resistiendo cada día, o resignados a los trenes que nos embisten de frente (o de costado).

(Puede que no sea el mejor texto para un lunes por la mañana, pero es un bello texto).-

Un abrazo.-

Anónimo dijo...

yo si que he cruzado en rojo y me han atropellado...

no se puede perdonar eso de que no sepa hacer arroz con leche eh?

mi postre preferido ;)

sb dijo...

son tantos los que se agarran a la resistencia, al durar por durar, que se olvidan los cegador que puede ser el fuego que brilla apenas un instante, pero perdura siempre en nuestra memoria.

Juan Negro dijo...

Genial.

lobo dijo...

La suave y nocturna brisa que se cuela a través de la ventana de la cocina, herrumbrosa y lánguida, como la fantasía Islamey, orgullosa y altiva como las nevadas cumbres del Elbrus, trae aromas del Cáucaso. Olor a madera de balalaika y del domra, dulzonas y ambiguas fragancias de syrniki y pelmeni… Si tan sólo Vadik estuviera aquí… Sí, él sabría reconocer esas pequeñas y apacibles muestras de la madre Rusia. Esas tersos olores, sabores, sonidos del gran oso… Vadik Vostok, un brillante y pomposo moscovita que dejó atrás su pasado en el Komitet Gosudárstvennoy Bezopásnosti, KGB, para trasladarse a Malavista junto a ella, una inocente y briosa muchachita de ojos rasgados, recién salida del gulag. Vadik Vostok y su impecable traje gris. Vadik y su endiablada pericia para liarla con mil palabras… Mi dulce Matrioshka… Hueca. Infinita capacidad para llenarse. Mi dulce Matrioshka…

Merypipis dijo...

Me encanta ese mundo de metáfora ^^ ains... cmo me hace suspirar ese pomo... y ese espejo...


Mi reina roja...quizás vea factible un viaje relámpago...pero he de mirar mi nuca en el espejo a ver que me dice esta semana ^^


te quiero!!

anis dijo...

me he hecho adita a este blog

sabes que cuando te pitan los oídos es que has dejado de oir un tono?Eso dicen, hay un tono que tu oído nunca más escuchará
:S

:)

Quejio dijo...

Jo, que bonito.

Besos lunáticos

AAN dijo...

Me enamoró esa película. ¿Y a ti, caperucita?

Anónimo dijo...

Y nuevamente Kamchatka se convierte en el país de los sueños, o pesadillas, donde fuimos o somos o seremos aquello que siempre o nunca quisimos ser. O todo lo contrario.

Un fuerte abrazo desde el Otro Lado.

Fernando García-Lima dijo...

Pues yo pongo a dios por testigo de que aprenderé a hacer arroz con leche...